De todo el mundo es conocido que los italianos fueron aliados de los nazis, pero en Italia los judíos no sufrieron la persecución que vivieron en la Alemania Nazi. Gozaban de una relativa tranquilidad, aunque eran sabedores de lo que estaba sucediendo a los judíos en la Europa ocupada.
Cuando cayeron las tropas de Mussolini, aprovecharon los nazis el vacío de poder para someter a la sociedad italiana, a la vez que la resistencia se hacía más fuerte. El 26 de septiembre fueron llamados los líderes de la comunidad judía, exigiéndoles en la reunión 50 kilos de oro y, si no eran satisfechas las peticiones de los dirigentes nazis, serían retenidos representantes de doscientas familias judías romanas. Los familias judías romanas entregaron todo lo que pudieron, incluyendo lo que mucha gente les donó, ya que eran familias humildes. A pesar de todos los esfuerzos, 1.022 judíos romanos fueron retenidos por la S.S. y posteriormente enviados en trenes de ganado a Auschwitz, sobreviviendo únicamente 15.
Es en este contexto social cuando se produjo el ataque de los partisanos, detonando TNT al paso de una columna de reservistas alemanes, matando a 33. A raíz de este ataque, se decidió desde Alemania, que deberían morir diez italianos por alemán, redondeándose finalmente la cifra en 335 civiles. Para reclutar esta gente los nazis y sus aliados no dudaron en detener gente en las fábricas, sacar de la cárcel a presos políticos y a diez representantes de cada sector profesional. Entre estos 335 se encontraban judíos retenidos sin razón por la calle, un cura y dos niños.
Finalmente el 24 de Marzo fueron trasladados en camiones cedidos por la S.S., siendo dirigidos a las Fosas Ardeatinas. Las Fosas Ardeatinas son unas minas abandonadas a las afueras de Roma. Este enclave era perfecto ya que estaba apartado y permitía realizar la operación sin demasiadas molestias. Los prisioneros eran bajados del camión con las manos atadas a la espalda y eran conducidos a la cueva. Allí, un pelotón de la SS, tenía la obligación, bajo pena de correr la misma suerte, de ajusticiar a los presos uno a uno con un tiro en la nuca. Muchos no murieron cuando recibieron el disparo, quedando moribundos, notando así como otros presos caían encima de ellos después de recibir el ajusticiamiento. La matanza duró toda una tarde, siendo dinamitada luego la entrada de la cueva para no levantar las sospechas de los romanos y evitar así incómodas visitas. En la actualidad las Fosas Ardeatinas son un lugar donde todos los años se les rinde homenaje a los caídos en ese aciago día.
En esta triste historia destacan tres personajes:
- Erich Priebke: comandó la masacre de las Fosas Ardeatinas y consiguió evadir los juicios posteriores a la guerra huyendo a Argentina con la ayuda del grupo ODESSA. Priebke estuvo viviendo en Bariloche durante muchos años, haciéndose un personaje muy popular en la ciudad. En 1994 fue localizado y entrevistado por la ABC. Tras esa entrevista, en Bariloche se puso en duda la historia oficial, ya que para ellos era un amable anciano. A raíz de esto Italia pidió su extradición, siendo juzgado y condenado a cadena perpetua, conmutada por arresto domiciliario en Roma, aunque ha abandonado en repetidas veces su domicilio con la permisibilidad del gobierno italiano.
- Herbert Kappler: fue el jefe de la policía alemana y servicios de seguridad en Roma. A Kappler se le encomendó la misión de rescatar a Mussolini, así como la detención de judíos en Italia y el envío de los mismos a Auschwitz, siendo el responsable de la deportación de unos 12.000 judíos. Tras la guerra fue detenido y juzgado. En 1975 se le diagnosticó un cáncer terminal y fue trasladado a un hosptial. En una de las visitas de su mujer, Kapppler huyó dentro de una maleta, aprovechando que sólo pesaba 47 kilos debido a su enfermedad. Consiguieron llegar a Alemania Occidental, país que se negó a extraditarlo y donde murió en 1978.
- Pío XII: algunos historiadores indican que el Papa no condenó el holocausto porque no era conocedor del nivel que éste estaba alcanzando. La realidad es que el Papa tuvo conocimiento de las deportaciones y muertes de muchos judíos, como mínimo desde 1942. El Vaticano tuvo el estatus de país, lo que explicaría la obsesión del Papa por permanecer al margen de todo, incluso de la matanza de las Fosas Ardeatinas, de la que fue conocedor antes de que se produjera. El Papa y el Vaticano decidieron mirar para otro lado cuando sacerdotes alemanes fueron encarcelados por oponerse a Hitler, así como en las matanzas de judíos y persecución de católicos en Europa. El embajador inglés llegó a decir que el Papa tenía una “atrofia moral”, ya que estaba más preocupado en el bombardeo de Roma que en los crímenes contra la humanidad que se estaban cometiendo.
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